Otoño en París

Estrenar otoño en París: ¡No se puede pedir más! Llevaba varios meses planeando ir a visitar a mi mejor amiga que está viviendo allí, pero siempre que trataba de organizarme al final surgía algo que me echaba para atrás.

Una mañana estaba revisando el mail, como cada día, y  me llamó la atención un correo de Vueling advirtiéndome de unas ofertas que no podía perderme. Cuando veo este tipo de »anuncios» por regla regeneral desconfío, pero aun pensando que seguramente con las tasas subiría al triple de lo que prometían, encontré un billete bastante asequible. No me lo pensé dos veces: 5 días más tarde estaría volando a París.

Llegué el viernes a las 9 am. Realmente fue toda una aventura. Mi sentido de la orientación es bastante precario y mi amiga no salía del trabajo hasta las 17:00 h, por lo que tenía que llegar hasta su casa bus/metro/andando totalmente solita. Para mi sorpresa no me perdí, y después de dejar la maleta en su casa me fui a dar una vuelta.

A decir verdad, era la tercera vez que estaba en París, por lo que me dediqué a disfrutar de esta increíble ciudad más que a ir con el modo turista activado. Obviamente, las fotos frikis-obligatorias no faltaron 😛  Selfie en la Torre Eiffel, selfie comiéndonos un crêpe…

En París todo tiene encanto. Las calles tienen magia. La gente, pese a mi sorpresa, bastante amable. A todo esto hay que añadirle que nos tocó una temperatura súper buena con rayos de sol incluidos.

Otra cosa que me fascina de París es el mix cultural que tiene. Fanática de las mezclas, me sentía feliz rodeada de gente de todo el mundo. El viernes por la noche fuimos a »Comptoir Général», echadle un ojo porque no tiene desperdicio. Es un bar-discoteca de música afrolatina en el canal Saint-Martin. Estaba completamente en mi salsa. Nos fuimos de allí sobre las 2 am para aprovechar el sábado, pero si tenéis la oportunidad de visitar París, no os lo podéis perder.

Otro momento destacable del viaje fue cuando fuimos a comernos el tan deseado crêpe a una crepería a la que Trip Advisor había otorgado el certificado de excelencia: »Le Sarrasin et le Froment». No podía pedirme un crêpe de Nutella en un lugar que era conocido por preparar su propio chocolat noir, así que siguiendo mi instinto lo elegí, y puedo decir que fue algo así como alcanzar el Nirvana, haha.

El domingo entre otras muchas cosas, fuimos a comer a un restaurante Colombiano »El Juanchito«. Típica bandeja paisa de 5 kilos entre pecho y espalda (un plato típico colombiano). ¡Cómo no, rindiéndole culto al estómago!

Después fuimos al Centro Nacional de Arte y Cultura Georges Pompidou. Llevaba años queriendo ir y por fin me pude quitar esa espinita. El arte moderno te permite abstraerte por momentos de la realidad. Olvidar la lógica. Es una parada necesaria, y encima, un chico súper simpático nos regaló las entradas. ¿Qué más se puede pedir?

Tengo que decir, que mi amiga vive en un sexto piso sin ascensor (y sin grúa hahaha) por lo que encontramos la excusa perfecta para comer todo aquello que nos viniera en gana. En general, ha sido un viaje exprés de esos que sirven para resetearse.  Soy fanática de viajar y conocer mundo, así que siempre que pueda pienso escaparme.

Os dejo aquí algunos lugares a los que podéis ir de forma gratuita. París tiene fama de ser carísima, pero hay un montón de sitios que visitar y planes que hacer sin gastar ni un euro.

Espero que por unos minutos haya conseguido teletransportaros a la ciudad del amor, que bien merecido tiene el título: Paris, je t’aime!

Aquís os dejo algunas fotos del viaje ❤

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¡Hasta el próximo sábado!

XOXO

Carol